Adwords: la buena publicidad
Spam. El signo lingüístico bien podría referir a cierto ruido onomatopéyico como, por ejemplo, ese que se produce al lanzar un objeto volador por el aire y golpearlo frente a un muro: ¡spam!. Irónicamente, esa misma moción violenta sucede, a menudo, cuando el verdadero significado del término spam salta a la vista: las publicidades son capaces de cansar a cualquier visitante. Entonces, ¿cómo poder aprovecharlas sin causar una sensación odiosa en los clientes? Utilizando recursos como, por ejemplo, el Adwords.
Como ya hemos analizado anteriormente, el Adwords se presenta como un sistema dinámico pues relaciona las búsquedas de un visitante con ofertas que encajan de acuerdo a un perfil: esa sí es buena publicidad (porque, al fin y al cabo, la buena propaganda es la que encaja con el servicio que uno anda buscando).
El Spam, en cambio, representa los trucos que se deben desechar: la mala publicidad. Esa que, aunque muchos profesionales del marketing online niegan, en verdad sí existe.
Los correos masivos y los métodos reiterativos de mensajes en masa colocados en redes sociales no tienen el impacto positivo de los Adwords: éste método representa beneficios para todas las partes pues no solo incrementan el tráfico de un sitio sino que potencian los fines comerciales de cualquier espacio. Todos dan algo, todos también reciben.
Muchos se quejan de la lentitud de los Adwords de, digamos, Google pero, naturalmente, ningún negocio -ni de los físicos, ni de los otros- perdura y da frutos si no se tiene un mínimo de paciencia (esa que no tiene el visitante, la debe tener el manager de un espacio digital).
Como vemos, antes situaciones desesperadas, muchos profesionales del diseño web se dejan tentar por el Spam, el camino fácil. Esto, como vemos, representa un grave error: los Adwords son el camino largo pero, en definitiva, el único que conduce al éxito.